La luz blanca estaba sobre mi rostro y mi vista trataba de adaptarse a la luz.
Observe todo a mi alrededor hasta que me percate que estaba sobre una camilla.
<< ¿Otra vez en la enfermería? >>
Pero me sorprendí al ver a alguien con la cabeza recostada sobre mi brazo.
Una sonrisa apareció en mi rostro y fue cuando recordé lo que había sucedido.
Brais quería saber sobre su futuro y yo no había visto nada algo que me parecía extraño. Pose mi mano sobre su cabeza acariciando su cabellera dorada.
¿Cómo podía tener el pelo tan brillante y suave?
— Despertaste… —quite mi mano rápidamente.
Mis mejillas ardían y mire hacia otro lugar.
— Lo bueno es que estas bien —volví a mirarlo y el sonreía— estabas conmigo al menos nadie podrá decir nada.
Volví a mirarlo y levanté una ceja confundida por lo que acababa de decir.
— ¿De que estas hablando? —pregunte extrañada.
— Nada es mejor