Por Camila
Hablé con Lilian, hacía bastante que no hablaba, es que diciembre suele ser terrible, el trabajo se multiplica y los finales de la facultad había que rendirlos.
-Lilian, espero que de a poco puedas ir superando a don Antonio, sé que es muy difícil.
-No sabés qué difícil y también está la incertidumbre de no saber qué va a pasar con las obras.
-Creo que de a poco lo vamos a domesticar, al menos con la fundación.
-Javier es un chico difícil.
-Sí, mucho y yo… lo amo cada día más, aunque sé lo imbécil que es.
-Te entiendo.
-Don Antonio me dejó parte de la herencia, sí a la fundación le saca algún porcentaje, yo lo compenso con lo que me dejó, por otra parte, ya te deben haber hablado los abogados, porque en vida puso un edificio a tu nombre, el de la calle Alvarado.
-No sabía.
-Vale unos cuantos millones de dólares, nos enteramos cuando se leyó el testamento, con eso sacas un rédito inmenso y en forma mensual, ya te van a hablar los abogados.
-¿Cómo se puso Javi?
Sonreí, es tan