Lyon vació todo el contenido de su vaso de un solo trago. Era como si no hubiera tomado líquido alguno en dos días... y es que... no lo había hecho.
¿Qué demonios había pasado?
Había abierto los ojos y el techo que se proyectó sobre él le fue familiar. Era... el de su habitación. Ah, claro, había vuelto de la guerra, después, había asistido a la celebración, y después.
Ah, le dolía la cabeza.
-¿ya despertaste?- escuchó la familiar voz de Charles tras abrirse la puerta.
El beta caminaba en dirección a su cama, totalmente serio, más bien, su expresión era totalmente sombría.
-¿Cuánto tiempo estuve durmiendo?- Lyon se había sentado en la cama y se sobaba sus sientes. Su cabeza daba vuelta y era un caos total. Y no solo eso, sus colmillos, dentro de su boca, no se habían retraído para nada, y estaban sumamente sensibles. Sin mencionar la presión en su pecho que le pedía algo pero que él no le prestaba atención.
-Dos días- fue la respuesta tajante de Charles.
-¿Dos días?- Lyon lo miró pest