Capítulo 30

-Hice el amor con Rudolph-, le confesé a Alondra. Ella tomaba las fotos a dos hombres hermosos para la promoción de los nuevos jean para caballeros que sería furor en el otoño que se venía, ya, a toda prisa. Ella estaba encantada con los modelo porque, la verdad, estaban súper excitantes, muy lindos. Mi amiga mordía los labios impetuosa y excitada y vi sus pechos empinados como grandes globos en el busto, víctima de la calentura que la había vuelto una antorcha. La candela chisporroteaba por todos sus poros. Los chicos lucían apetitosos, sexys, insinuantes, avasalladores y esplendorosos con sus cuerpos bien delineados y sólidos, como verdaderos mastodontes en busca de hembras. Ellos estaban con los dorsos desnudos y descalzos, tan solo con los jean y posaban con motocicletas, árboles, jardines, automóviles deportivos y con perros de raza, es decir todas las imágenes eran sugerentes, muy excitantes y Alondra se había vuelto en un verdadero lanzallamas lanzando sus fuegos hasta de las
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