Capítulo 10

-Voy a dormir contigo y sabremos realmente qué es lo que está pasando-, me dijo Alondra, cuando volvíamos en mi auto después de la presentación de los videos y las fotos de los nuevos lanzamientos de ropa la diseñadora con la que habíamos firmado contrato. Ella había quedado tan satisfecha y conforme con nuestro trabajo que nos regaló toda la colección de verano de tangas. Eso nos puso eufóricas. ¡¡¡Eran divinas!!! Yo me prendé de una atigrada tan microscópica que se perdía entre mis manos.

-No es necesario que te quedes, Alondra, estaré bien-, le dije, pero mi amiga es más terca que un burro. Pasamos por su apartamento, tomó su pijama, una muda de ropa, cosméticos, sus artículos de aseso, el peluche de un oso desgarbado por el tiempo, y marchamos a mi casa.

-¿Y ese quién es?-, le pregunté divertida por el muñeco. El oso estaba repleto de parches.

-Es Jeremías, me acompaña desde que era niña, je je je-, sonrió coqueta mi amiga.

Ya era tarde, casi las once. Yo no quería dor
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