81. No dejaré que interfieras con mis planes.

El gran alfa azabache camino hasta donde se encontraba Gregory Vangelis rodeado de todos sus cazadores, volviendo a su forma humana frente a todos.

—Por hoy, trabajaremos juntos, ellos no atacarán a ninguno de tus cazadores, a menos que tus lo hagan primero. Nuestra única prioridad mía y la de ellos, porque así lo he dispuesto, es la de encontrar a mi esposa y tu hermana.

Sus palabras tenían un matiz salvaje y pese a estar desnudo frente a todos esos hombres, ninguno de ellos podía estar con la guardia baja.

En ese momento, más que nunca, el alfa y el humano eran uno solo, logrando que sus pensamientos fueran uno, volviéndolo un ser de la naturaleza tan completo, razón por lo que los Wolfang eran temidos y respetados tanto por los suyos como por los humanos.

Dicho eso volvió a ser el gran lobo negro, quién empezó a olfatear a su alrededor, haciendo que todos los demás a su alrededor también hicieran lo mismo antes de alzar sus morros al aire y lanzar su más poderoso aullido de cacería
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