Confías en Della.

Della.

—no que era la esclava, porque no le dijo que era su esclava, en vez de utilizar niñera —en un dos por tres lo tengo pegado a mí, con su rostro enfurecido, pero me importa un comino le voy a joder la vida hasta que sea el momento de actuar.

—¿te gusta provocarme no? —me aparto. —a dónde fueses hubieras terminado siendo esclava a menos aquí tienes un trato privilegiado y nosotros que obtenemos de ustedes.

—en primera por qué ha de gustarme y segunda los cazadores no venden como esclavos a los que son capturados.

—no, ustedes son mucho peor nos dan muerte —lo miro.

—Así no tienen la humillación que tu me estas siendo pasar.

—Della puedes venir

—sí,… mi ama me llama —recibo un gruñido de parte suya, una sonrisa se me dibuja en los labios.

—Dime princesa en que te ayudo.

—quiero otro peinado puedes.

—Si, supongo que unas trenzas verdad.

—Sí…

—papi estoy hermosa ¿verdad?

—Si mi amor muy hermosa.

—Della vamos al jardín —asiento.

Salimos de su habitación con el lobo