El sol brillaba intensamente y el sonido relajante de las olas, junto con un delicioso cóctel, era justo lo que necesitaba para despejar mi mente. Con ese pensamiento en mente, bajé del taxi que nos llevó al hotel donde nos hospedaríamos. Todo el ambiente era nuevo y emocionante, y me encantaba esa sensación.
Caminé con determinación junto a mis amigos hacia la recepción. Mi padre había reservado una habitación para los tres como premio por mis buenas calificaciones. Nos recibió una chica con una gran sonrisa, mientras Alex y Deyna se ocupaban de los trámites. Aproveché para admirar la arquitectura del hotel, que estaba decorado en tonos azules y blancos con acabados en mármol, nada demasiado extravagante pero muy bonito.
De repente, me topé con él. ¿Qué hacía Jackson aquí? Me acerqué con curiosidad y lo confronté. Su mirada burlona me dejó helada.
—¿Qué estás haciendo aquí? —le espeté.
Jackson me miró de arriba abajo con una sonrisa arrogante que, de alguna manera, lo hacía ver atrac