Esa noche después de hablar con Drake escuché unos ruidos, golpes más precisamente que venían de la puerta principal y no paraban. Una voz de una persona completamente borracha y cuando puedo darme cuenta él estaba parado frente a mi puerta.
Lo observó desde la ventana, apenas se podía mantener de pie y apoya su brazo contra la pared —Harper, sé que estás ahí adentro, vamos ábreme— gritaba.
Me pongo lo primero que encuentro, ató en una coleta mi cabello y maldigo. Bajó rápido las escaleras, las piernas no me funcionaban más y agitada logro abrir —¿Qué estás haciendo aquí?— preguntó molesta.
—Necesitaba verte, te extrañé Harper—
Luego de dos semanas lo tenía a Alan Frank golpeando la puerta de la casa de mi mejor amigo, con la mirada llorosa y completamente hecho un desastre. Aquellas palabras bastaron para que mi mirada cambié y lo empiece a escuchar.
En mi cabeza solo salían los pensamientos «quiero besarlo. quiero gritar y borrarle ese gesto tan torturador que tenía cada vez que lo