Nadie supo siquiera que su verdadero niño se vino y se fue.
Un dolor agudo y punzante le atravesó el corazón.
¡Si Luis no hubiera sido tan entrometido, nada de esto habría pasado!
Luis se estremeció ligeramente y no se atrevió a decir mucho, pero salió del despacho.
El secretario de Juan, Rafael Martínez, llamó a la puerta:
—Señor López, la investigación es clara, la busqueda activa sí lo compró Entretenimiento Águila, y la otra parte lo admitió abiertamente.
Fue como un golpe en la cabeza de Juan, un ataque por sorpresa.
Había seguido a Juan durante tantos años y sabía que, de acuerdo con su temperamento, hacía tiempo que habría descubierto a la persona que se esconde detrás de la cortina y le habría jodido.
Pero sólo porque fue obra de Lorena, la opinión pública llevaba horas enconada y el señor López seguía en la fase de rabieta!
¡Era tan raro!
Ya estaban divorciados.
Los responsables de relaciones públicas esperaban fuera y Rafael sólo pudo endurecer su programa:
—Señor López, lo m