Lorena forzó una sonrisa y asintió con la cabeza, luego salió de la sala con Juan.
Una vez fuera, Lorena dejó de sonreír y miró a Juan con seriedad.
—Juan, ¿no ha quedado suficientemente claro lo que te he dicho antes? —preguntó Lorena sin rodeos.
Juan miró su expresión, sonrió con impotencia y dijo: —No quería hacer nada. Dalia estaba herida y soy responsable, ¿no es normal que venga a visitarla?
—¿Cuándo se volvió tan humana la familia López? —se burló Lorena.
—Para ti, siempre lo he sido. —dijo Juan con seriedad.
Lorena puso los ojos en blanco y dijo impaciente: —No vuelvas nunca, aquí no eres bienvenido.
Juan no se dejó impresionar y se rio: —Veo que a Dalia le gusto, la próxima vez llamaré a sus actores favoritos para que le hagan compañía.
Lorena conocía la táctica de Juan, siempre sabía hacer regalos a gusto de la gente, «Esta vez Dalia puede ser tan feliz gracias al arreglo de Juan.»
En los días siguientes, Juan se presentó ante Lorena tan a menudo como siempre; sus in