Cuando cruzaron la puerta, Alex tomó a Bruna en sus brazos.
-Álex, ¿qué estás haciendo? ella preguntó.
- Siguiendo la tradición. – dijo riendo. - Siempre quise hacer esto.
- No quiero que hagas un esfuerzo... Tienes que cuidarlo.
La besó en la boca, obligándola a callarse, y subió las escaleras con ella, acostándola con cuidado y ternura sobre la cama.
- Esperé todo el día para tenerte toda para mí. - El confesó.
- Esperaba que el tiempo pasara rápido, para que pudiéramos quedarnos así...
- Te amo Bruna.
- Te amo, Alex... Te amo como nunca pensé que amaría a alguien en mi vida.
Bruna se despertó con el brillo del sol. Abrió los ojos y vio que iba a ser un día hermoso, aunque no demasiado caluroso. Miró hacia un lado y vio a Alex durmiendo. Nunca se cansaría de verlo dormir, o despertarse a su lado todos los días. ¿Cómo podía amar tanto a este hombre?
Abrió los ojos y se estiró.
- Buen día mi amor. - ella dijo.
- Buenos días, esposa. - él se rió. – ¿Te suena extraño?
- Un poco. ella co