Capítulo 92— Haciéndote mía
Narrador
Drakos acababa de salir de la ducha. Aún tenía el cabello húmedo, despeinado, y el cuello de la sudadera gris se le pegaba un poco a la piel por el vapor que seguía flotando en el ambiente. Iba descalzo, con un viejo jean y las mangas remangadas hasta los codos. Caminaba por el pasillo hacia la cocina cuando escuchó el timbre.
Secándose las manos con una toalla colgada del hombro, se dirigió a la puerta. Al abrirla, lo último que imaginó fue encontrarla a ella; Lilian, con el cabello recogido de forma desprolija, una expresión extraña en el rostro y los ojos cargados de cansancio,
Durante un par de segundos, ninguno dijo nada. Fue ella quien lo rompió, con una voz suave, casi incómoda.
—¿Puedo pasar?
Drakos, todavía procesando la imagen frente a él, dio un paso hacia un costado, sin decir una palabra. Solo la miró. Y con ese gesto seco pero claro, le dio paso para que entrara. Cerró la puerta tras ella, aún sin entender del todo qué hacía Lilian