Capítulo 79— Hazme tuya
Narrador
Simón sonrió, pero no fue una sonrisa cualquiera. Fue lenta, ladeada… como si las palabras de ella hubieran encendido algo que ya venía latiendo en su interior.
Y Dalia lo notó. Lo vio en el leve destello que cruzó sus ojos, esa sombra oscura que aparecía cada vez que el deseo lo atravesaba sin permiso. No era solo una reacción, era hambre.
—No deberías decir cosas así —murmuró él, sin moverse, sin rozarla, pero con esa voz más baja y rasposa que le acariciaba la piel sin tocarla —Porque sabes que si lo hiciera... no te dejaría ir nunca.
Ella sostuvo su mirada, inmóvil, sintiendo cómo el aire se volvía más espeso entre los dos.
Simón sonrió, una sonrisa que tenía filo. Una que encendía alarmas y fantasías al mismo tiempo. Dalia sintió cómo se le tensaban los músculos del abdomen cuando vio el brillo en su mirada, esa sombra oscura que aparecía solo cuando el deseo lo consumía por completo.
Él no dijo nada, fue hasta un cajón del aparador y regresó con