Capitulo 78— Quedarte
Narrador
El ascensor subía en silencio, con esa lentitud que solo se siente cuando uno quiere llegar rápido a cualquier parte. Dalia se quitaba los guantes de cuero, distraída, mientras Simón sostenía las llaves con fuerza en el bolsillo, como si aferrarse a algo sólido pudiera sostenerle el alma.
Entraron al apartamento sin encender todas las luces. Había algo cómodo en esa penumbra, como si les permitiera postergar ciertas palabras, o quizás evitar otras. Todo lo que flotaba desde la cena seguía allí, denso, intacto.
Simón dejó las llaves sobre la mesada de la cocina, se desabotonó el primer botón de la camisa y caminó hacia el sofá. Dalia lo siguió sin decir nada, sentándose a su lado, más cerca de lo habitual. Apoyó los codos sobre las rodillas y se quedó mirando un punto cualquiera del suelo, como si buscara dónde colocar tanto.
—¿Estás bien? —preguntó ella, después de un momento, sin mirarlo directamente.
Él tardó en responder, pero cuando lo hizo, su voz s