••Narra Erika••
Una vez que mis heridas fueron vendadas, escapé con cuidado de la habitación, aprovechando que Derek había salido a hacer una llamada.Me introduje en la habitación de al lado, donde Kira se encontraba postrada en una cama, con una intravenosa conectada.―Hola, ¿cómo estás? ―dije en voz baja mientras cerraba la puerta detrás de mí.―Bien, solo algo deshidratada ―Kira me sonrió, sentándose en la cama.―¿Y qué te dijo el doctor? ¿Tienes algo grave? ―Acerqué una silla a su cama y me senté.―No tienes que preocuparte, Erika. Son solo cardenales y magulladuras. No seas tan exagerado ―Me dijo con sarcasmo, tratando de restarle importancia al asunto.No pude reírme y tampoco quise hacerlo. No podía seguirle el juego.―¿Qué fue lo qué pasó?Respiró profundo, revolviéndose en su lugar.―Erika, el señor Black es alguien demasiado temperamental…―¿El señor Black? ―interru