130: Condenas y recompensas.
Después de la oleada de murmullos, se escucha un grito.
—¡Escuche que los hombres de Alfa Duncan fueron atacados por ella! ¡Una bruja capaz de manipular mentes y elementos! —agrega Alfa Bertrand.
—¡Alfa Oziel y Alfa Alan la están ocultando del Consejo! —agrega Vidar.
Hay miradas sorprendidas, otras incrédulas, muchas críticas.
—Cuando quieran entrar a mi manada, pueden hacerlo. Solo encontrarán familias rotas y sangre en mi bosque —dice Oziel, lo suficientemente alto como para llamar la atención de todos. Y continúa: —Y si hay otro plan de ataque, es mejor que lo hagan ahora que estoy vulnerable, sin mi Gamma.
Usar la vulnerabilidad y la pérdida de su amigo es un recurso sucio pero bueno a usar.
Todo el Consejo y los testigos casi rugen por la impotencia contra los Alfas cómplices, pues es evidente que han armado una mentira para hundir a Alan y Oziel. Y por más que los Alfas acusados defienden una parte de sus acciones, la parte justa, esa que mató a casi mil hombres del territorio S