108: Si lo dañas, la dañas.
Alan avanza cuando Oziel no escucha sus palabras, lanzándose hacia la pelirroja para intentar tomar su brazo, pero en ese momento, Maxim atrapa por los brazos a su Alfa.
Tarde. Lie se sale de control, desesperado. No va a alejarse de su compañera. Ella debe darles una oportunidad de explicarse. De decirle que no era tan fácil como parece ser. Que el legado de su familia estaba en juego, y aun así, ¡él lo dejó! ¡Por ella!
Oziel escucha sus huesos crujir, su piel arder, hasta que la transformación es inevitable. Dolorosa como ninguna otra vez. Lie, mirando directamente a su compañera, jadea, con saliva corriendo en sus labios por la rabia contra las feromonas en su contra. Parado en dos patas, con su imponente tamaño y el color castaño de su pelaje erizado, baja la cabeza y suelta un gemido lastimero hacia su compañera.
Tess flaquea en la mente de Esther. Ambas sienten demasiado dolor. Lo saben. Ellos están arrepentidos, y sufren; pero el amor por ellos se opaca por la decepción y la ir