61. Malcom
Margot
¿Qué quiero entonces? eso era algo sencillo de responder. Y es por eso que ni siquiera tuve que pensar demasiado mi respuesta, Se la digo sin pena o pudor, proque joder, después de todo lo que hicimos más temprano no hay espacio para eso entre nosotros, al menos no en el ambito sexual, porque quiero repetir y no lo voy a negar.
Veo como sus ojos se oscurecen y un gruñido, que parece más un gemido sale de su garganta, justo cuando su boca se acerca nuevamente a la mía, pero no llega a besarme.
—Oh, pero mira que sucia y atrevida resultó ser mi escritora.—Puedo sentir el su aliento tibio sobre mis labios y me pone, Dios me pone tanto que creo que puedo gemir ahora mismo.— Tus deseos son órdenes, amor.
Y así sin más se separa de mí, toma mi mano y me lleva de regreso por el camino que lleva al palacio, dejándome con ganas de ese beso que sin duda alguna pienso cobrarme.
Una vez dentro del palacio evitamos pasar por el salón de la fiesta para no toparnos con nadie y en su lugar s