—dime algo —suplico Aiden.
Una sonrisa amplia se apoderó de mi al igual que una felicidad sin igual.
—tambien te amo Aiden —dije saltando a sus brazos.
Nuestras risas eran música para mis oídos, Aiden me deposito un casto beso en los labios y acarició mi Mejía.
—eres lo mejor que me pudo pasar Paula, no te dejaré nunca —afirmó con seguridad.
Sonreí complacida y sus brazos me sujetaron de manera firme, tranquilizandome.
—descansa —dijo dándome un beso en los labios.
Y así lo hice, deje