Junto a la nana

Mateo salió de la mansión para después subir a su auto, desde la ventana de su habitación, Guido observó a su nieto marcharse mientras maldecía, minutos después se encontraba en la fiesta, al entrar de inmediato observó a Teodoro Miller.

El despreciable hombre se encontraba rodeado de un grupo de amigos que reían de sus chistes, cuando vio entrar a Mateo, enseguida se acercó a él, era el pez más gordo de todos, así que trató de llamar su atención enseguida.

Lo saludó con un fuerte apretón de manos, antes de que Teodoro lo invitará a su mesa, se acercó a ellos una pareja.

—Que bien que te veo aquí amigo. —Fingió no saber que ahí estaría.

—Akiro, amigo, que gusto encontrarme con ustedes, señor Miller, él es mi amigo Akiro Tadoshi y su esposa Ima.

—Un gusto conocerlos, he escuchado mucho sobre usted señor Tadoshi —dijo el despreciable hombre mientras con la mirada desvestía a la chica —me gustarían me acompañarán a mi mesa, ahí se encuentran varios inversionistas.

—Será un gusto. —Contestó enseguida Mateo, Akiro e Ima contestaron lo mismo.

Poco después, los demás inversionistas se retiraron para hablar con otras personas en las mesas contiguas, de eso se trataba aquello, de establecer el mayor número de relaciones posibles, Mateo en tan poco tiempo se sintió harto de escuchar tanta tontería que salía de la boca de Miller, lo que tenía que soportar para poder ayudar a Ava.

—Ahora regreso, saludaré a algunos amigos. —Mintió Mateo, fue seguido por Akiro, en la mesa tan solo quedaron Ima y Teodoro Miller.

—Es usted una mujer hermosa, permítame alabar su belleza. 

Ima levantó su copa mientras le sonreía con coquetería, poco después Teodoro se levantó para ir por otra botella, el mesero se encontraba ocupado y no se había acercado a su mesa, Ima aprovecho para rápida y disimuladamente poner un extraño líquido transparente  en la copa del hombre.

Ima fingía tomar el licor que el hombre le servía, cuando Teodoro se descuidaba, ella tiraba en una planta cercana el contenido de su copa, poco después, Teodoro parecía estar muy tomado, hablaba solo incoherencias, la chica suspiró aliviada, el hombre era realmente intolerable.

Mateo se acercó a ella, sin poderlo evitar, la tomó por la barbilla, se le quedó viendo a los ojos, eran preciosos de color azul mar, en ese momento se sintió extraño, ¿Qué le estaba sucediendo con esa chica? Su corazón comenzó a latir muy de prisa.

—Escúchame bien, no sé por qué algo dentro de mí me hace querer ayudarte, quiero que te sientas protegida a mi lado, lo que te ha hecho tu tío simplemente es un abuso en todas sus formas, no tiene por que obligarte a casarte con él, y la herencia que te dejaron tus padres te pertenece solo a ti, no dejaré que se salga con la suya, espero que tu nana esta con bien y traerla junto a ti hoy mismo.

Ava se congeló ante su cercanía, jamás había sentido lo que ahora sentía, hizo un esfuerzo para lograr hablar, pero cuando iba a hacerlo, Mateo le dio un rápido beso en la frente y se dió la vuelta para salir de ahí de prisa, no quería que Ava se diera cuenta lo que en él despertaba, al tenerla tan cerca su respiración se había vuelto agitada.

Mientras tanto, Mateo y Akiro llegaban a la parte trasera de la residencia Miller, los guardaespaldas que había enviado primero ya habían sometido a los guardias que Teodoro tenía apostados en el jardín.

Los ataron y les colocaron capuchas para que no pudieran observar lo que ocurría.

Poco después entraban sigilosamente en la mansión, no tenían idea si había vigilancia dentro, debían de ser cautelosos.

—Tenemos que localizar la habitación de la nana, espero esté ahí, mientras tú la ayudas a escapar, yo entraré a la habitación de la chica, tengo que localizar algo que me ha pedido. —Mateo deseaba encontrar la caja fuerte, recordaba que su contenido era importante para Ava.

—Está bien amigo, ve con cuidado. —Los dos amigos usaban guantes para no dejar huellas, no querían dejar evidencia que indicara que fueron ellos los que entraron a la residencia.

Akiro se dirigió hacía la habitación de la nana, mientras Mateo buscaba la de Ava, al encontrarla, pudo localizar de inmediato la caja fuerte dónde la chica le había dicho que estaba, la abrió siguiendo las indicaciones que le había dado,  vio que al interior de la caja fuerte estaba la pequeña caja y otras cosas, como dinero, algunas joyas y documentos.

Tomó un bolso que estaba colgado a un lado y metió todo aquello, después corrió hacia la habitación donde se encontraba Akiro, tenían que salir de inmediato, faltaba poco para que fueran las dos de la mañana, sería el cambio de turno y ahí sí estarían en grandes problemas.

 Al entrar en la habitación de Lola la nana, entre las penumbras encontró a Akiro intentando reanimarla, la mujer estaba demasiado golpeada.

—Su pulso es débil amigo, está mujer está casi muerta, la encontré atada a esa silla. —Dijo mientras se le quedaba viendo, se sentía preocupado al ver el estado de la nana.

Mateo no lo podía creer, si esa mujer sobrevivía no sabría que decirle a la chica, al parecer era todo lo que tenía en la vida, le dio el bolso que llevaba a Akiro, tomó entre sus brazos a la mujer para dar la vuelta y salir de ahí.

—De prisa, debemos salir de aquí lo más rápido posible, en 10 minutos harán el cambio de guardias, los otros estarán por llegar.

Los dos hombres salieron por dónde habían entrado, caminaron entre la maleza, los guardaespaldas de Mateo los esperaban más adelante, él les indicó que fueran por su auto.

—Regresaré a la fiesta amigo, Ima debe de estarse encargando de distraer a ese hombre, no te preocupes, inventaré algo para justificar tu ausencia, eso si es que Teodoro Miller aún está en sus cinco sentidos. —Akiro conocía muy bien a su mujer y sabía que no tendría la paciencia suficiente para soportar las insinuaciones de aquel hombre.

Treinta minutos habían sido suficientes para sacar a la nana de la mansión Miller, Akiro regreso a la fiesta, mientras Mateo colocó a la nana sobre el pasto intentando reanimarla sin lograrlo, llamó de inmediato a un médico de su confianza, gran amigo de su familia, le pidió llevará el equipo y medicamentos necesarios a su mansión para atenderla, si la llevaba a algún hospital, Teodoro Miller podría encontrarla.

Poco después un guardaespaldas llegaba con su auto, se había alejado lo suficiente de la mansión Miller para evitar que pudieran verlo, subió con cuidado a la nana, después regresó por el bolso con las cosas de Ava.

Mateo se apresuró a llegar a su mansión, donde el médico ya lo esperaba, su madre y su abuelo también estaban en la entrada, pidieron a Loren que se asegurara de que Ava no saliera de su habitación si es que despertaba.

El médico pidió que subieran a la nana a una habitación, dentro había algunas enfermeras conectando el equipo necesario, afortunadamente la clínica no estaba lejos y el médico y las enfermeras pudieron trasladarse en poco tiempo.

—Está mujer está muy mal, la han golpeado demasiado, además de que está completamente deshidratada, se ve que no ha comido y bebido en varios días.

La madre de Mateo se asombró al ver el estado de Lola, Guido se arrepintió de haber desconfiado de Ava, si su tío había golpeado así a la nana, eso indicaba que era un completo monstruo.

—Hijo, si en verdad Teodoro Miller ha causado esto,  no podemos permitir que siga perteneciendo al círculo de empresarios.

—Tienes razón abuelo, espero pronto tener las pruebas suficientes para destruirlo, hombres como él siempre tienen cosas ocultas.

Pensaban que Ava dormía, lo cierto es que no podría hacerlo mientras Mateo se arriesgaba para ayudarla, además le preocupaba saber cómo estaba su nana, al escuchar ruido, se levantó de inmediato, salió de la habitación hacia el pasillo, se encontró con Loren.

—¿Necesita algo señorita? —Pregunto intentando mantener la calma, sabía que Ava era muy intuitiva.

—Escuché ruido, pensé que tal vez había llegado Mateo. —Preguntó con notoria ansiedad.

—Sí ha llegado, pero está con algunos de sus amigos en este momento, si desea bajar con ellos la ayudaré.

—¡Oh no! Esperaré a mañana para hablar con él. —La chica se dio la vuelta para regresar a la habitación, en su rostro se podía ver una profunda tristeza, quizás Mateo no había podido entrar a la mansión, Loren se sintió mal por mentirle.

En la habitación, el médico intentaba reanimar el corazón de la nana, en la habitación contigua, Mateo y su familia esperaban.

—Señor, la señorita Ava intentó bajar a buscarlo, tuve que mentir, le dije que se encontraba en compañía de algunos amigos, se ha puesto triste.

—Ha hecho bien Loren, espero que el médico pueda salvar a su nana, no tiene caso que le digamos ahora lo que está sucediendo.

Durante horas la vida de Lola pendió de un delgado hilo, por la mañana exhausto, el médico se acercó a ellos.

—¿Cómo está? —Mateo preguntó con impaciencia, estaba realmente preocupado.

—Afortunadamente logramos reanimarla, está delicada, pero podría asegurar que logrará mejorarse, su corazón se había parado por completo, la perdimos por instantes.

Mateo suspiró aliviado, no conocía a Lola, pero sabía que Ava sufriría si la perdía, después de darse un baño decidió hablar con la chica, se dirigió hacia su habitación, al llamar a la puerta, está se abrió rápidamente, parecía que lo estaba esperando.

—Buen día, Ava.

—Buen día Mateo.

—Tu nana está en está casa.

Ava no pudo evitar llorar al escucharlo, se sentía emocionada, amaba a Lola, estaba realmente agradecida con Mateo.

—Estoy muy agradecida con usted por lo que ha hecho, quiero verla, por favor, ¿En dónde se encuentra?

—Te llevaré a su lado, necesitas ser fuerte, se encuentra en un estado delicado.

Ava cubrió su boca con sus manos, Mateo la tomó por la mano, la llevó hasta la habitación donde se encontraba la nana, al entrar, la chica pudo escuchar enseguida el bip de las máquinas.

—¿Nana?

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