Daisy aparta mi cabeza.
“¿Daisy?”, pregunto.
‘‘No tienes por qué hacerlo ‘‘dice ella torpemente.
‘‘Oh, créeme, quiero hacerlo. Acuéstate ‘‘le digo, presionando a Daisy hacia atrás hasta que su trasero toca el borde del colchón. Le abro los muslos, sin apartar la mirada de ella mientras me arrodillo frente a ella. Dejo que la parte plana de mi lengua deslice su clítoris desde su entrada hasta el clítoris’‘. He querido hacerlo desde que te tuve tendida sobre la mesa del comedor.
‘‘Ohhh ‘‘dice ella, agarrando mi cabello con sus dedos mientras dejo que mi lengua haga su magia .
Levanto sus piernas sobre mis hombros. Mi lengua atormenta su clítoris mientras mis dedos acarician su abertura.
‘‘Oh, Collin ‘‘jadea Daisy.
Deslizo dos dedos en su coño hambriento, haciendo una tijera antes de curvarlos contra su pared interior. Encuentro su punto G y continúo con mi tormento mientras ella cabalga mi mano y mi boca.
La sensación de su orgasmo casi me impulsa al mío. Me agarro con fuerza para evita