Salgo corriendo en dirección al armario de Mariam y me pongo la primera blusa que encuentro. Teniendo en cuenta que esta anciana es considerablemente más ancha que yo, al ponérmela noto que me cuelga de los hombros, y me cae casi como un saco sin forma por el cuerpo. ¡Mejor! Quizá de ese modo consiga que Alfa Dean no se fije en el notorio abultamiento de mi vientre.
- ¿CAT?- repite él de nuevo con un tono que mezcla la incredulidad y la furia.- ¿Estás embarazada?
- Ese tema no tiene nada que ver con lo que estábamos hablando hace solo unos minutos.
- ¡Tiene todo que ver! Es mi hijo, ¿es que no ibas a decírmelo nunca?
- O hija, a mi no me importa su sexo, Cat.
- ¿No? ¿Y si no es un heredero, Alfa Dean?
- Dará igual, es una criatura que proviene de mi, será sangre de mi sangre, ¿cómo no voy a quererla?
- Porque hasta ahora no has mostrado demasiado respeto por mi, o por ninguna otra mujer.
- Cat… mi desconfianza hacia ti no se debe en absoluto a tu sexo, sino hacia tu familia.
- Si toda