Cuando llegaron a las oficinas eran casi las dos de la tarde, habían almorzado en un restaurante cerca así que cada uno se fue a su oficina, por supuesto, con el consabido beso que arrancaba un “Awww” de todas las chicas.
El señor Roberts entró en la oficina de Patrick para mostrarle el anuncio que iría a la prensa.
—Me acaban de llegar las fotografías, señor Hamilton, me parece que quedaron geniales, y la gente de diseño gráfico ya montó las fotos —le dijo con cara de satisfacción— Aquí le traigo varias muestras.
Patrick las miró y se vió que estaba satisfecho.
—Muy bien, señor Roberts —le dijo— Por favor, lléveselas a Rachel, para que ella le dé el visto bueno, que ella escoja la que más le guste, y esa será la que vaya a las revistas y todo eso.
—Así lo haré, señor Hamilton.
Cuando Roberts hubo salido, Patrick se quedó mirando hacia la puerta sin ver realmente, se sentía satisfecho, con una sonrisa volvió a concentrarse en lo que estaba haciendo hasta que Roberts entró.
Rachel se e