—Pues no la iba a dejar amenazarme sin que yo le respondiera —le dijo con las cejas fruncidas, como pensando profundamente lo que decía— Tu madre es una mujer malvada, Patrick, me recordó a una serpiente, la primera vez que vi una en el zoológico me produjo la misma repugnancia y desagrado que he sentido hoy ante tu madre.
—Sí, Rachel —dijo con algo de tristeza en la voz que no le pasó desapercibido a Rachel— Ella es muy mala persona y sí, yo podría decir que era, es y siempre será una mujer malvada.
—No te entristezcas, amor —le dijo ella con toda ternura— Al menos tienes a la Nana que te adora.
Patrick esbozó una sonrisa dulce en su rostro y su corazón se reconfortó con esa verdad.
—Tienes razón, querida —dijo con mejor ánimo— ¿Qué te parece si vamos a recorrer esta hermosa ciudad y a distraernos un poco antes de regresar a casa?
—Me encantaría —le dijo ella con una gran sonrisa en su rostro.
Se fueron caminando tranquilamente hasta llegar a la parte comercial de la ciudad que estab