Rebeca Lavenez
Me levanté feliz para aplaudir a Cortés, quien obtuvo el puesto de general 4 estrellas, sabía que en cierto modo sería suyo, ¡porque siempre fue muy inteligente y trabajador en lo que hace! Estaba radiante y feliz, y cada vez que miraba a Helena, sentía que se me encogía el pecho al saber que no sería yo quien celebraría con él más tarde. Si no la hubiera cagado, quizás ahora quien estuviera a tu lado sería yo, no esta m*****a chica. Hace su discurso sobre lo mucho que se dedica al ejército, agradeciéndole por ser uno de los elegidos. Entonces finalmente bajó del escenario y volvió a su mesa, y ese bastardo se levantó abrazándolo y dándole un beso.
Últimamente no puedo ocultar los celos que siento al verlos a los dos juntos, pero lo peor es que no puedo tener derecho a cobrar.
Ese derecho me lo habían quitado, el día que lo traicioné y me fugué con otro hombre, debí haber confiado más en Cortés, sin embargo, yo era un debilucho, entregándome al placer y a la carencia, y