—¿El Instituto de Investigación de Biología?

Alejandro frunció asombrado el ceño al encontrarse con la mirada de Clara. No podían entender cómo Leona había terminado involucrada con esa organización. Esa institución nunca había tenido ningún contacto con Leona antes, ¿por qué la estaban ayudando ahora?

—Diego, ¿aún despierto a esta hora? —La voz perezosa y muy seductora de Teófilo se escuchó por teléfono, causando grandes escalofríos en Clara. Era como si los encantadores ojos de Teófilo estuvieran frente a ella, transpirando un aire fascinante.

—¿Estás hablando con Clara y su esposo? ¿Te he interrumpido? —La voz suave y melódica de Diego parecía envolverlo en ternura.

—¿Hablando con Clara? Está bien entonces, puedes seguir hablando. La voz de Teófilo llevaba un toque de broma y sarcasmo, como si pudiera sentir el ambiente al otro lado del teléfono. Luego, se escucharon ciertos susurros y gemidos de vergüenza, emanando una tentación indescriptible.

Alejandro tragó saliva de inmediato,