De repente, sus ojos brillaron con gran malicia, y una idea perversa le vino a la mente.
Si no podía acercarse a Clara, entonces jugaría con alguien que se pareciera realmente a Clara, una manera de desahogar su propia frustración.
Inmediatamente llamó a su secretaria y le ordenó con una mirada maliciosa: —Tráete a la dueña del Atemporal Club, que me acompañe a beber.
Esta noche, Esperanza, a pesar de no recibir a ningún cliente, estaba totalmente deslumbrante desde su cabello hasta sus tacones altos. Llevaba un ajustado vestido largo de seda de color lila claro, mostrando una amplia y hermosa espalda, sexy y muy elegante.
Era la imagen que debía mantener como la dueña del Atemporal Club.
Esperanza agitaba la copa de vino mientras entraba seductoramente en la sala llena de pantallas de vigilancia.
Los dos subordinados de la vigilancia se levantaron de inmediato y se inclinaron: —¡Esperanza!
—¿Todo está bien? Esperanza selló sus labios con el borde de la copa y dio un sorbo al vino tint