Capítulo1087
—¿Una persona? ¿Qué persona? —Frunció el ceño Mateo.

—¿Quién más podría ser? La segunda hija de Ema, señorita de la familia Hernández, Noa. — Jimena siguió el juego y bromeó con gran indiferencia: —Últimamente, mi hermano mayor ni siquiera regresa a casa. Ha construido un pequeño hogar con la señorita Noa y están muy pegados el uno al otro todos los días. La última vez que mamá se sintió mal, fui yo quien la acompañó al hospital.

¡Ay! Dicen por ahí que cuando te casas, olvidas a tu madre. Mi hermano mayor aún no se ha casado con la señorita Noa y ya se ha olvidado de mamá y de mí por completo.

—Jimena, cállate un segundo—regañó en voz baja Isabella a su lado.

No estaba hablando en defensa de Noa, sino preocupada de que el anciano Rodríguez tuviera algunas fuertes palabras para su hijo.

Walter sonrío: —Esa señorita Noa debe ser una belleza. Conozco muy bien a Rodrigo y nunca lo había visto tan serio con ninguna chica de ninguna familia. Así que está claro que la señorita Noa ha atrapado
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