Lucas expresó su descontento: —Daniela no se siente bien. Voy a llevarla para que le apliquen algún medicamento.
Martina replicó de nuevo con odio: —No tiene ni un rasguño, no necesita ningún medicamento.
Diego añadió: —Este asunto debe resolverse de inmediato. Daniela, tú tampoco querrás ser acusada injustamente, ¿verdad? Por eso mejor debes quedarte aquí.
Lucas frunció el ceño y miró de reojo a Daniela.
Las pestañas de Daniela se movieron ligeramente. Con una voz muy suave, dijo: —Lucas, bájame.
Ella quería ver cómo Diego planeaba resolver esta confusa situación.
Lucas no tuvo más remedio que colocarla en una silla y pidió a una enfermera que trajera medicamentos para aplicárselos él mismo.
Martina refunfuñó y volvió al lado de Diego.
Lucas aplicó con sumo cuidado el medicamento en la cara de Daniela con cuidado y luego le preguntó en voz muy baja: —¿Te duele algo más? Si quieres, puedo pedirle a mi tío que venga a revisarte.
Daniela negó con la cabeza.
Solo le dolían la cara y las r