Ese era el acuerdo que Emilia y Joaquín habían hecho el día anterior.
Daniela se quedó en ese instante sin palabras.
Conocía bastante bien a Joaquín.
Era un mujeriego empedernido, siempre rodeado de mujeres. Emilia se había metido en un compromiso difícil de manejar.
Emilia soltó una risotada: —No olvides que en la empresa me ocupo de la gestión. No hay nada que yo no pueda manejar.
De acuerdo.
Al ver a Emilia tan segura, Daniela decidió no insistir más al respecto.
—Estoy en la tienda de la familia Hernández, ¿por qué no vienen a recogerme?
Inicialmente, no tenía planes de ir al Estudio de Moda Encanto. Sin embargo, como Emilia se lo había pedido, no podía negarse a acompañarla.
Al encontrarse justo con Emilia, Daniela descubrió que Emilia había ido a trabajar esa misma mañana.
—¿En la empresa no hubo ningún tipo de comentarios desagradables? —Emilia agitó la mano: —Hubo algunas discusiones sobre este tema, pero todas eran críticas hacia Gabriel. Incluso recibí una oleada de absoluta