La semana de ocio se esfumó en un suspiro. Como Guillermo había cambiado de planes a medio camino, Miranda no regresó a la capital y se quedó divirtiéndose en Andaluz.

Nadie volvió a mencionar la borrachera de aquella noche.

Guillermo parecía haber olvidado todo lo que dijo, víctima de una amnesia post-alcohol. Al despertar, volvió a ser el mismo tirano capitalista que, en palabras de Miranda, solo hablaba de negocios y nunca de sentimientos.

En cuanto a Miranda, ella estaba más que feliz de que nadie tocara el tema. Era la única manera de dejar atrás la vergüenza monumental por el desastre del chat grupal.

Pronto llegó el día de iniciar las grabaciones de Diseño Andaluz.

Tres días antes, Miranda recibió del equipo de producción un detallado itinerario y el desafío de diseño que enfrentaría su equip