Angélica Ross.
Me despierto con un dolor de cabeza muy fuerte, me quedo mirando el techo blanco por unos momentos hasta que me armo de valor para levantarme y tomar un medicamento para el dolor que estoy sintiendo.
- Buenos días, flor del día - mi hermano invade mi habitación con una bandeja de café en sus manos.
- ¿Puedes hablar en voz baja? - Pregunto mientras me froto los ojos.
- Estoy hablando normal, cachaceira - acusa y le muestra el dedo medio.
- La fiesta estuvo muy buena ayer - comento - No recuerdo nada de nada - digo.
- Muy bien - le sostiene una sonrisa - Anda, come algo.
- ¿Por qué aguantaste la sonrisa y me miraste sugestivamente? - pregunto intrigada.
- Nada, hermanita - se sienta a mi lado y tomo un sorbo del jugo de naranja que trajo - Conocí a nuestro vecino caliente, alias su jefe ayer - escupo todo el jugo en la cama con miedo - Dios - se levanta haciendo una cara de disgusto - No voy a cambiar esa hoja.
- ¿Qué quieres decir con que Vicente estuvo aquí ayer? - preg