Narra Alondra Ferreyra
Yo estaba como loca golpeándola, donde se dejara, nada me importaba, ella se había burlado de mí y la culpa era de David.
–Joder, en lugar de que ustedes ayuden a calmarla, más la han venido a poner peor – Les reclamó David a ambos – Son el colmo, ustedes.
Cuando al fin nos separaron, una mujer, que era familiar de esa, lo supe por su facha, salió por ella y la metió a la casa. Yo estaba, por irme con mis amigos, cuando llegó una patrulla ahí a detenerme.
–Buenas noches, me han llamado, para que venga a detenerla, por venir a armar un conflicto en propiedad privada – Me informó un oficial – Queda bajo arresto y tiene derecho a permanecer callada.
Se bajó una compañera de él de la patrulla, quién me esposó y me subieron a la parte de atrás de la patrulla, delante de David, de Julio y de Javy.
–Alondra, le vamos a llamar a mi mamá, para que te ayude – Me dijo Julio antes, que la patrulla arrancara – No te preocupes, siempre juntos los tres.
–No se la pueden llevar