Narra Alondra Ferreyra
Andrés no pudo conseguir taxi, pues las filas eran interminables, pues nos íbamos a demorar más esperando, que si nos poníamos a caminar y así, decidimos todos volver caminando por el bosque, porque yo, no podía esperar más.
–Ya que me harán cruzar el bosque, vamos a cantar algo para animarnos – Propuso Andrés, ya bien borracho – Un elefante se columpiaba sobre la tela de una araña, como veía que resistía fueron a llamar a otro elefante, les toca seguir.
–No inventes Andrés – Se reía Lisa – Mejor vamos a apurar el paso, que estamos en medio del bosque y tenemos que llegar a casa de David, para que este par se reconcilie.
Lo veía difícil, pero lo más urgente, era poder llegar sanos y salvos, no me gustaba estar caminando, sin saber hacia dónde iba.
–Espero que sea así, algo dentro de mí me dice que David no me perdonará y es lo que más me temo y me da miedo – Les confesé – Creo que él no es una persona, que perdone con facilidad.
–En eso tienes razón Alondra – D