Nina
La luz del sol de la mañana apenas empezaba a filtrarse por las cortinas cuando los suaves golpes en mi puerta me despertaron del sueño. Enzo seguía profundamente dormido a mi lado. Soñolienta, me levanté y parpadeé ante el reloj de la mesilla de noche. Las seis y media de la mañana.
"Nina, car