Capítulo 148
Al hacerlo, los ojos de Nina se abrieron de golpes, muy abiertos y frenéticos. Empezó a agitarse y a gritar que no quería tomar la medicina. Corrí hacia ella y la agarré por los hombros, empujándola hacia la cama y acercando mi cara a la suya para que pudiera verme.

“¡Nina!”. Grité. “¡No pasa nada
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