Nina
Después de que Enzo me dejara en casa, subí las escaleras y me fui directamente a la cama.
Esa noche soñé con Enzo. En los sueños, no era un simple humano, sino un enorme lobo de pelaje plateado y ojos rojos. Me sentaba en su espalda mientras él caminaba por el bosque, con los dedos enredados