Nina
Cerré el portátil de golpe.
“¡Mierda!”. Grité, y luego me tapé la boca al darme cuenta de que podría haber despertado a Jessica y Lori.
Tal como esperaba, llamaron a mi puerta. Lori abrió un poco la puerta y asomó la cabeza, con los ojos entrecerrados y el pelo negro revuelto.
“¿Estás bien?