—¡Qué día! – se quejó la cobriza al finalizar su primer bloque de clases, estaba entrando a su habitación.
—¿Leia? ¿Eres tú? – escuchó la voz de Kristel desde su pequeño cuarto.
—¿Quién más si no? – preguntó irónicamente al entrar al lugar.
—Hola Leia… - saludó desinteresada Hilary, mientras seguía con su vista fija en el portátil en el escritorio de la cobriza que recién llegaba.
—Hola… ¿y qué hacen? – preguntó mientras dejaba de lado sus libros y se sentaba en la cama, veía con poco interés a las dos chicas entretenidas en el aparato.
—Solo revisamos unos perfiles en la red social – contestó Kristel sin voltear a verla.
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