Se escuchó el sonido característico de la red en fricción con el balón solo por un segundo, luego, los lamentos y gritos de emoción de los miembros del equipo dependiendo al bando que pertenecían.
—¡Maldición, cúbranlo mejor! — gritó Erick molesto mientras iba a recuperar el balón para reiniciar el partido.
—¡Suficiente por hoy! — informó el entrenador a los agotados jugadores deteniendo a todos.
James dejó escapar el aliento cansado mientras apoyaba sus manos en las rodillas.
—Que gran enceste— felicitó Erick al acercarse y palmearle un hombro mientras sus compañeros se dispersaban de la duela.
—Esto no es ningún reto— dijo fastidiado el pelinegro.
Los tableros electrónicos estaban apagado