—Dios… no pueden no llamar menos la atención— mencionó al tomar la manija de la puerta y apresurarse a salir.
—¡Ey! ¿quieres darte prisa? — gritó la castaña.
—Ya voy, ya voy— mencionó y casi corrió hasta subir al deportivo auto que conducía la pelicorta.
—Pero si luces hermosa— mencionó la pelicorta al verla subir al asiento trasero.
—¿Supongo que debo alegrarme? – cuestiono.
—Por supuesto que sí… ¿dónde demonios quedó la puritana Leia que parecía salida de un convento? — preguntó la chica al voltear atrás y ver la piel de las piernas de la chica asomarse entre la falda y las largas calcetas.
—¡Oye!— se quejó la pelinegra&helli