El mundo se detuvo. No fue una metáfora. Valeria sintió físicamente cómo algo dentro de su pecho se detenía, como si el corazón hubiera dado un vuelco tan brusco que le cortó la respiración. Necesitó aferrarse al borde de un banco para no perder el equilibrio.

El silencio se expandió en la iglesia como un suspiro antiguo, profundo, casi sagrado.

Leonard dio un paso más hacia ella, sin romper la magia del momento.

—Era tu primera opción —dijo con una suavidad que le aflojó las rodillas—. Querías un lugar íntimo. En cuanto a lo grandiosa… —sonrió apenas— será retransmit