Capitulo 8

~ Dante ~

El tintineo del vaso de cristal al depositarlo en la barra marcó el final de la noche y el final de la farsa.

Amalia Barnes.

La chica de la piel de porcelana y el fuego en la mirada, mi única casualidad. Puedo ver el infierno en su cabello.

Tan pronto como la vi desaparecer por la puerta, me levanté.

El restaurante, estaba cerrando, la luz suave del salón principal contrastando con la oscuridad de mi mente.

No había tiempo para la excitación de nuestro juego, había un negocio que mantener.

Ascendí las escaleras discretas hasta mi oficina privada en el segundo piso, donde una puerta de acero, oculta tras una estantería de vinos, conducía a la verdad de mi imperio.

Un hombre como yo no se confía, guarda cosas en los lugares que visita diario.

Introduje el código, el mecanismo de aire comprimido se activó, y la puerta se deslizó revelando la escalera de metal que bajaba.

El aire en el subterráneo era algo pesado, sintético, con ese olor a químicos fuertes.

Me coloqué una mascarilla al bajar, sin importar cuántos años tenga en la industria, soy muy precavido.

Aquí no había la elegancia del restaurante caro de arriba, aquí solo habían tuberías, acero y la luz verde destellante zumbando.

Esto era El Búnker, el corazón operativo de la fabricación del "Loto Negro"

Me senté en la silla de cuero que tengo, revisando los mapas y las cifras de distribución de los caramelos de loto negro.

El negocio no espera a que el jefe termine sus coqueteos peligrosos.

Escuché la puerta de arriba abrirse y alguien bajando los escalones.

— ¿Por qué tardaste? — Pregunté sin levantar la vista.

Sabía que era Lucas, mi primo y segundo al mando.

Solo él usaba esa entrada sin avisar.

Lucas bajó con tranquilidad los últimos escalones mientras acomodaba sus lentes.

Llevaba una carpeta de color beige en la mano, un color demasiado inocente para el contenido que yo sabía que había allí dentro.

— Estaba verificando la información de la chica nueva. — Dijo Lucas, su voz, generalmente de bajo tono, sonaba inusualmente tensa— La del cabello rojo, la que te robó el anillo.

— Lucas, yo se lo dí. ¿Crees que dejaría que me robaran?

— Claro, por eso me culpaste paranoico cuando no lo encontrabas.

— Ya, dime qué conseguiste.

— Encontré esta información.

Dejé el mapa, había algo en su tono que me decía que esta no era una simple revisión de antecedentes.

Lucas deslizó la carpeta sobre la mesa de madera fina vacía a mi lado.

La tomé y la abrí para observar su interior.

En la portada, el nombre me golpeó con la fuerza de un impacto frío.

AMALIA BARNES.

Seguí revisando la información que se encontraba dentro.

Había fotos de graduación, fotos formales de reuniones de junta, y el currículum de la hija del ejecutivo Barnes.

El mismo ejecutivo que intentó traicionarnos con un cargamento en el muelle.

A simple vista lucen como unos ángeles, pero todos esos empresarios son iguales a nosotros, podría decir peores.

— M****a. — Esta vez, la palabra fue un susurro de reconocimiento.

Lucas asintió, su mirada fija en mí.

— La bailarina estrella... es Amalia Barnes, su padre es un ejecutivo y está en coma. Ella es la heredera de la compañía, Dante.

— ¿Heredera? ¿Por qué querría meterse en este mundo?

Mi mente comenzó a conectar los puntos con una velocidad aterradora, que siempre uso en los negocios.

El cambio de vida, el club, el robo descarado de mi anillo familiar para asegurar un segundo encuentro, su pregunta sobre las "casualidades"

Es una mujer desesperada por el coma de su padre.

Me recliné en la silla de cuero, observando su foto de negocios, su cabello rojizo cayendo por sus hombros, esa mirada cautivadora y su piel brillante.

El ceño fruncido en mi rostro se convirtió lentamente en una sonrisa.

Una sonrisa que no era de diversión, sino de fría anticipación, a veces las personas pueden ser muy predecibles.

— Así que el caos ha venido a mí.

Dije, pensando en todas aquellas cosas que podía hacer.

— La usaré para golpearte, padre.

Lucas frunció el ceño.

—¿Al ejecutivo?

— No — Respondí, mi voz era un hielo cortante como siempre. — A mi padre, ella es la pieza que faltaba.

— No logro entenderte. — Luca acomodó sus lentes intentando decifrar en lo que estaba pensando.

— Si mi padre piensa que estoy enamorado... Bajará la guardia intentando atacar a mi enamorada. — Sonreí.

— Oh, entonces... — Interrumpí a mi primo.

— No me importa si la mata, podré vengarme yo de mi padre cuando ella esté en peligro y el crea que iré a salvarla.

— Eso tiene más sentido.

— Soy un genio.

Un falso enamoramiento será la excusa perfecta para terminar de una vez por todas con la maldita traición de mi padre.

Que Amalia Barnes sepa que acaba de entrar en la jaula de un león, y yo no la dejaré salir hasta que obtenga lo que quiero.

Me levanté de la silla, ignorando la pila de Loto negro que se encontraba en la mesa.

El negocio podía esperar, pero mi enganza ya ha esperado lo suficiente.

— Lucas, encárgate de distribuir la droga a los demás comerciantes.

— Tu padre ha robado clientes.

Me detuve en seco.

Maldita rata.

— Encárgate de que se riegue entre ellos la idea de que la droga de mi padre no es tan buena como la original, el Loto negro.

— Bien, lo haré. — Anotó en su libreta.

— Y prepara la próxima "cita" de Amalia.

El levantó la mirada y me observó con precisión.

— ¿De nuevo?

— Que sea un lugar donde no pueda huir, incluso si lo intenta, el juego es divertido, pero ya es hora de que esa linda y atrevida mujer flama sepa quién es el verdadero jefe aquí.

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