Camila se sorprende con la visita de Camilo, sin embargo, muestra un lado pícaro y malévolo. “Ves que si soy más campesino, mira como te tengo hechizado”, piensa con toda confianza.
—En la habitación donde duerme tu madre debe haber hija —dice con dificultad y Camilo reacciona dándole toda la atención a Lucía.
—Respira con calma —apoya Camilo y Camila nota a su abuela, se preocupa también.
—Abuela, ¿Qué sucede? —trata de acercarse.
—Estoy bien Cami, ve a ducharte.
—Pero quiero ayudarte —insiste.
—Camilo ya lo está haciendo, por favor, no puedes estar así en toalla, o te duchas o te pones algo para poder ayudarme —le dice Lucía.
Camila bufa y se va sin opción. Mientras que Camilo ayuda a Lucía a calmarse.
—¿Qué es lo que pasó? —pregunta Camilo cuando logra tranquilizar a Lucía.
—Bueno hijo, es que sabes que este cuerpo no aguantará por tanto tiempo —responde.
Camilo no es tonto y sabe que tuvo que haber pasado algo, pero también sabe que Lucía no le contará nada.
—¿Hay algo en lo que p