Capítulo 43. Desconcertada

En la mansión de los Palermo, Charlotte recibió a Tom que regresó triunfante de su viaje, ella se le guindó al cuello riendo y lo besó apasionadamente.

Poco le importaba que Víctor estuviera en la habitación y ellos en la entrada de la casa.

El servicio ganaba lo suficiente para no meterse en esos asuntos.

—Qué loca eres mujer, yo no debería estar aquí —murmuró Tom mientras metía el rostro en los pechos operados y demasiado grandes de Charlotte.

—No te preocupes, ¿que nos va hacer la lechuga?, no tiene fuerza ni para mantenerse en pie —rio Charlotte de su propio chiste.

—Desgraciado suertudo de Víctor, pensó que todo en su vida siempre sería una maravilla, pero finalmente puedo decir que lo he vencido.

—Y a ver dime ¿gracias a quién? —exclamó Charlotte señalándose a sí misma y haciendo una pose de modelo.

—Pues debo reconocer que me has ayudado —reconoció Tom.

Charlotte lo llevó a su habitación al lado de la de Víctor.

Nunca fueron antes tan descarados, pe
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