Es una historia de amor, donde conocerán a Tiara. Una chica tímida y dominada por su madre. Su madre es periodista, es amargada y la sobreprotege con la excusa de su condición. Es una chica que vive cansada de respirar con las órdenes de su madre y decide cambiar. Tomar las riendas de su vida, enfrentar sus miedos y ser libre. Un día de vacilón con la pandilla así le llaman, ella conoce a Kendrick. La pandilla es un grupo de amigos del primo de Tiara, aman la adrenalina y lo mejor están en su patio. Ella decide ser atrevida, llevarle la contraria a su madre y así conocer al chico que tanto la atrae. Siempre ha observado de lejos al amigo de su primo y además curiosamente su madre lo menciona demasiado. Pero no por amor, sino porque su mamá lo odia y siempre está con artículos nefastos hacia el chico “Playboy de la isla”. Les cuento que así le llaman a Kendrick, su apodo se debe al tener muchas amigas. Era un chico de acceso rápido, pero todo cambia en el momento que Tiara sale segura de su casa. Al ver esa Sirena, así le llama de cariño, no descansará hasta conocer cada mínimo detalle de su vida e instalarse en ella. Su vida no será fácil, más porque su odiosa madre por medio de intrigas los hará sufrir. Pero ellos son mucho más fuertes, su amor es aprueba de acero. ¿Podrán luchar contra todos? ¿Con los temores de ella? No se pierdan la hermosa historia de dos adolescentes, que solo desean amar y vivir cada día. Se retan a vivir cada uno. Me retas a vivir. Siempre…
Leer másKendrick
Estamos en casa de la tía de Fabian, curiosamente es periodista obsesionada conmigo. Se preguntarán, ¿qué hago en su territorio? Pues quiero confesar que amo la adrenalina, la fama no me importa y menos lo que opine esa loca mujer. Hay algo morboso en estar aquí, ella ha tirado tantas fotos de mí y espera que haga locuras. Para luego colocar de titular: Este niño mimado lo que hace es despilfarrar el dinero regalado de su padre, habiendo tantas crisis en el país. ¿Esto deseamos para nuestros jóvenes? Vicio y falta de respeto. Ella vive molesta porque mi padre un año atrás ganó la lotería, gracias a mí, por cierto. Le di los números victoriosos. Siempre estuve obsesionado con ellos. Terminé mi cuarto año y estoy en un curso de videojuegos. Mi padre invirtió el dinero en su taller de mecánica, ahora es más grande y ofrece más servicio de calidad. El salón de belleza de mi madre, la casa, ambas remodeladas y nuestro dinero subiendo como la espuma. No soy ambicioso, pero mi vida me gusta vivirla al máximo y haciendo cosas rebeldes. Me llaman el “Playboy de la isla” y vivo en Puerto Rico. Sin embargo, ninguna chica me ha robado mi corazón. Todas me buscan por ser quién soy y les muestro al chico “Playboy”, el que esperan. No he tenido una relación seria. Deseo sentir que es amor. Quiero perder la cabeza por una chica, pero que conozca mi verdadera esencia. En pocas palabras entregar mi locura. No soy solo un idiota, no estudié porque los estudios no son lo mío. Tampoco me importa lo que piensen de mí. Siempre ayudé a mi padre en el taller, fui bueno promocionando el salón de belleza de mi madre y, en cambio, me dejan ser yo. No me puedo quejar de mis padres, son los mejores. No les mentiré, un angelito nunca he sido, siempre les di corajes. Me castigaron bastante, pero eso no me detiene y ellos lo saben. Me aman como soy, por eso los admiro. Cuando sea padre (eso puede ser cuando nos invadan los extraterrestres) seré un padre cool y los comprenderé. Estoy sentado viendo como Fabian reventó la piscina, muerto de la risa. La piscina es rectangular de aire y pequeña. Estábamos lanzando a nuestros amigos y la pobre piscina no soportó. La parte del aire está desinflándose, por consiguiente el agua está derramándose. Tenemos música a todo volumen y tengo mi cerveza en mano. Somos siete en total, siempre unidos en la pandilla rebelde, así nos llamamos. Nunca cambió nuestra amistad. Hemos sido iguales, porque somos hermanos y vivimos al máximo. Tenemos dieciocho años, a excepción de Pito, tiene diecisiete, el bebé entre nosotros. En eso sale de la casa con cámara en mano la tía, parece una leona y apaga la radio. Me observa intensamente, casi estoy seguro de que me lanzó cuchillos a mi cabeza. Ella debe tener cuarenta y tantos. Es de piel trigueña, con su pelo oscuro corte militar y su carácter del demonio. Me recuesto en la silla, doy un sorbo de mi cerveza y espero la escena de la tía leona.
—¡No puedo creer esto Fabian! —la leona escanea el área—. ¡Si este joven está en mi casa, ya lo creo! —me señala y sonrío de oreja a oreja.
Esto es muy divertido, sin apenas haber actuado. No me defenderé. Acepto la culpa, siempre me han inventado bochinches y uno más no afecta. Todo sea por los amigos, como quiera todos somos culpables al fin y al cabo.
—No pasó nada titi, no hagas tanta bulla —dijo Fabian con su voz tan calmada, tan particular en él.
En eso sale una sirena de la casa, me siento derecho y casi se me cae la cerveza de las manos. Es increíble su belleza única, salió en un traje de baño de dos piezas oro. La chica tiene el pelo suelto oscuro y es bajita. Pasa por mi lado sin mirarme, menos juzgarme y entra en la piscina. Se acercó Fabian a ella, le dio un beso en la cabeza y le salpicó agua. Veo que la loca tía la aprieta por el brazo. Me levanté furioso, no quiero que la lastime con sus garras y solté la cerveza. Me encamino hacia ellos y estoy frente a la piscina. Los chicos están babeando por ella y me entran celos.
—¡Sal, ahora Tiara! —indicó con su dedo índice el suelo—. ¡Muévete! —le da un jalón y la chica se pone sonrojada.
Al fin posa sus ojos gigantes en mí, son de un oscuro marrón y se cruzan nuestras miradas. Demonios, ha sonreído, es a medias, pero fue para mí. Se zafa de la loca, se acerca a Pito, y lo empuja en su pecho. Todos estamos pasmados, hasta Fabian que nada lo sorprende. En eso abre su boca, su voz es tan suave y a la vez musical.
—¿Quién ha roto la piscina? —caminó hacia mi otro amigo —. ¿Tal vez tú? —señaló a mi otro—. ¿Quizás este? —Se dirigió a cada uno de ellos.
—¡Tiara, sal del agua! —bramó la leona.
Me gusta su nombre, es perfecto como ella y sonrío cuando la ignora. En eso se da cuenta de que sonreí, se acerca chapoteando el agua y sin pensar entré en la piscina. Quiero sentir su olor, su tacto y quiero su completa atención. Ella se acerca cada vez más, estamos de frente y queda al nivel de mi pecho. Su rostro alzado para poder mirarme y mientras mi visión hacia abajo es divina.
—Fuiste tú —colocó su pequeña mano en mi pecho desnudo y poder apreciar su sonrojo de cerca es agradable—. Eres el culpable —afirmó.
Es toda un tomate viviente, jugoso y apetitoso. Siento unas ganas inmensas de probar sus labios, no soy de reflexionar y con una mano agarré su cabeza. Ella no lucha, agarré su cintura y unimos las bocas. El beso es lento, explorando su boca y saboreando a su paso. Se mantiene fluido, nuestras lenguas bailando y escucho a la loca gritando.
—¡Suéltala, suelta a mi hija, degenerado!
Siento un flash, pero no me importa. Por primera vez deseo ser portada con ella. Disfruté un poco más el beso, escuché a mis amigos gritar y con un gran esfuerzo la suelto. Al abrir mis ojos, pude ver su piel tan pálida y delicada. Es real, acaricio su mejilla y recorro con mi dedo índice su sonrojo. La madre leona la apartó de mi lado, pero sus ojos siempre están con los míos. En eso me percaté de un fotógrafo en el patio. Tendré mi portada del beso, pero nunca fueron de la obsesiva leona.
—¡Esas fotos no sirven! ¡Es mi hija, váyanse de mi propiedad! —En medio de sus aullidos se llevó a la sirena arrastrada y ella sonrió.
Nunca veo miedo, esa chica será mía. Es todo lo que deseo. Le saqué el dedo malo al fotógrafo y me sacó la foto. Se acercan mis amigos, vislumbré a Fabian pasmado y le doy un cantazo en su mandíbula.
—Fabi, cierra la boca. ¿Por qué nunca mencionaste a esa hermosa prima?
Todos salimos de la piscina toda hecha ruina, encendemos el radio y buscamos más cervezas.
—Es más que prima, es mi hermana y ella no es el tipo de las que frecuentas. ¡Te lo advierto! —Su voz es seria.
Los chicos saben que no deben meterse, se apartan y nos dan privacidad.
—Ese beso para mí fue algo más. Hermano, sabes quién soy, no pienso jugar con ella —chocamos nuestras cervezas y tomamos en silencio.
Nada se tiene que explicar, él entiende que ese beso fue más grande y significó mucho para mí.
—Todo claro, hermano —se quedó pensativo y prosigue—. Aunque es mayor que tú, tiene diecinueve. Es muy seria y su madre está metida en todo.
—La edad no importa, además, un año más —alcé un dedo—. Necesito verla, ayúdame con tu tía.
—Cuando entres pasa el pasillo, la primera puerta a la izquierda. No tardes, es loca mi tía y lo sabes.
En eso sale la tía, apaga el radio y empuja a su sobrino. Me escabullo, Fabi me tira una guiñada y me marcho. Al entrar veo la sala, me dirigí al pasillo y encontré la puerta. La abro sin tocar, la veo acostada en su cama y envuelta con una toalla boca abajo.
—¡Mamá, lárgate y déjame en paz! —Empezó a gritar sin mirar en mi dirección, suena tan molesta y dolida.
Se voltea por mi silencio, al encontrarse conmigo se le escapó un grito y abrió sus ojos más grandes. Me acerco rápido, no puedo perder más tiempo y rápidamente se sonroja.
—No me podía ir sin saber cómo estabas. No debí besarte con tu madre leona presente, pero nunca pensé que fueras su hija. Es más, nunca pienso las consecuencias, pero no me arrepiento de ese beso y tenías que saberlo —con cada palabra me acerqué a su cama.
—Todo fue para molestar a mi madre leona, me gusta el apodo —asintió—. No te preocupes, eres el Ken de la isla, solo fui una más de tu harén.
Sus manos las mueve mucho en la toalla, su mirada está pendiente a la puerta y veo su miedo a ser encontrada conmigo.
—No creas todos los chismes, tú mejor que nadie siendo hija de una periodista; debes saber que no todo es lo que parece. Ese beso fue mucho más, no lo niegues y sé que lo sentiste al igual que yo.
Escucho a Fabian hablando duro, se escucha cerca y me marcho para no causar más problemas. Al salir caminé hasta la sala, me encuentro de frente a la leona y Fabi detrás nervioso.
—¿Qué haces dentro de mi casa? Estabas con mi hija… —la corto y alego.
—Estaba buscando el baño, pero como no lo encuentro me voy. Qué modales, Sra. Leona, acuérdate que la acosadora siempre has sido tú. En mi vida siempre has metido las narices, inventado chismes y a tu gusto.
La esquivo, Fabian me siguió. Los chicos han recogido y nos marchamos. Nos vamos en mi jeep anaranjado, me coloco mi camisa y nos adentramos al tráfico. Terminamos en casa, nos metimos en mi piscina y mi madre nos trajo pizza. Ella nos acompañó también y cuando llegó mi padre se unió a la bulla.
—Lo perdimos —dijo Timoteo. —Es mejor, a solo llorar —respondí a Timoteo—. Zuriel tiene razón, el trabajo es lo de menos, Adela joderá todo y lo peor es que soy un muerto de hambre. … Nos encontramos afuera de la casa de Adela en Rexville, siempre está movida y llena de sus primos. Al vernos nos dan una mirada mortal y podemos darnos cuenta de que no somos bienvenidos. —Hasta que por fin se digna el papá de Fabricio en dar la cara —ha dicho el líder de sus primos, lo que él dice es la ley en esta casa, se llama Pedro y es alto y trigueño—. No creo que sepas el terreno que estás pisando si pasas por ese marco —su voz es una amenaza. Mis hermanos se posicionan a mi lado y Oscar ladeó la cabeza con su mirada de ogro. —Te recuerdo que Fabi no vino solo —Oscar dio vuelta con su dedo índice—. Llama a tu prima que dé la cara y no se escude detrás de ti —habló de mala manera Os. —Siempre has sido un infeliz, no sé, ¿qué m****a ve en ti, Dana? —comentó Pedro y se aproximó hacia Os. —¡D
—No puedo… —me dio golpes en el pecho—, me… —logró empujarme y mirarme con sus ojos heridos— dueles —se tocó el pecho—, he sacado cuentas, fui una ilusa, pensé… —se ahogó y tomó aire— que eran mentiras cuando me visitabas, que no las follabas y ese niño tiene el tiempo en que me visitabas —lloró desconsolada y soltó una espiración—. No fui suficiente, me hiciste tuya, pero seguías comiendo por fuera y yo solo intentando que me amaras —caminé para alcanzarla y ella dio dos pasos atrás—. No me toques, dueles, lárgate a ser un buen padre y no me busques, déjame respirar.Llegó mi primo y se bajó al vernos en este estado. Dorian al verlo se arrojó a sus brazos y eso fue una doble bofetada. Mi primo es soltero y ella me ha dejado. Al ser amiga de mi prima se han unido, pero nunca me pareció su amistad. Tal vez estoy viendo cosas donde no las hay, pero nunca he sido unido a Rodrigo.—¡Suelta a mi novia! —grité furioso y Dorian se volteó a verme.—No soy nada tuyo, me humillaste y no quiero
Todos los ojos encima de mí, se han pasado los nueve meses peleando por nombres y el sexo. Los hemos dejado discutir. En realidad nunca le di casco al sexo, lo importante era que viniera saludable. Ken enfocó su mirada en mí y sonreí de oreja a oreja. —¿Elegiste ese amor? —su emoción me cautiva y asentí—. ¡Mierda, gracias! —se lanzó a besarme. —¡No sean así, cuenten! —se quejó mi hermano (nuestro) y Kevin le pasó el brazo por encima—. Son unos malos —dijo Rodrigo mirando a su padre. —Permite que nos cuente, no seas ogro, tío —Kevin lo molestó. —Cierren la boca —bromeó mi odioso y se acomodó a mi lado en la cama—. ¡Les presento a Kennedi Betsy! —escucharlo oficialmente hace que mi corazón se enternezca y Fabi corrió hacia mí. —¡Joder, es hermoso, Tati! —sostuvo mi mano y sus ojos se desviaron hacia Kennedi—. ¡Hola, bella, seré tu tío y padrino favorito y haremos muchas aventuras! —mi primo le susurró y soltó la teta, mi niña—. ¡Me escucha, m****a! —Fabi alzó la voz y Kennedi abrió
… Tengo nueve meses y mi panza es enorme. Los chicos están surfeando, cociné carne con Jorge y Dorian se ha unido. Sin embargo, la he atrapado mirando el mar y le insistí que fuera hacia al agua a montar una ola. Mi padre viene de camino, estamos pasando una bonita tarde de domingo. La panza me pesa, pero el bebé no quiere salir todavía. Jorge me ve con los pies hinchados y se preocupa. —Es todo por hoy —Jorge me sostuvo por el brazo y me llevó hacia la silla con cojín. Mi odioso se asegura de que tenga comodidad, verlo en el agua es exquisito y agitó su mano al verme. —No te llevaré la contra, los pies los tengo como jamones —nos quedamos mirando a Ken que monta una ola—. ¡Es hermosa la ola! —emocionada, me levanté y corrí con Jorge hacia la arena—. ¡Eres el mejor! —grité desesperada y Ken enfocó sus ojos en mí sonriendo. —¡Te amo, Sirena! —bramó, pero perdió el balance y la ola lo arropa. Los chicos empiezan a gritar su nombre y siento una punzada en el vientre. Por inercia p
Estoy más que feliz, soy oficialmente la esposa de Kendrick y no me arrepiento de nada. Todavía rememoro mi boda y cada detalle fue maravilloso. Nunca la olvidaré, fui la novia más linda del mundo. Deben saber que todas nos sentimos estrellas de Hollywood ese día. Es cierto, ese día fui única y los ojos marrones con toques de verde nunca se despegaron de mí. No mentiré, esperaba a mi madre Leona, pero nunca se retractó. A pesar de todo, es la que me dio la vida. Aún albergo la ilusión de que se arrepienta y pueda ser feliz. «Tiara, no estés a pesarosa, vuelve a los detalles hermosos», me alenté. Mi mente recordó la canción que me dedicó Kendrick en la boda, se llama “No soy perfecto” de Favela y empiezo a cantarla. ¿Qué pensarías de mí? Si estuvieras en mi interior Si pudieras tal vez sentir como muero por ti ¿Qué dirías de mí? Si supieras que débil soy Si te confieso cuanto sufrí Antes de llegar a ti No soy perfecto amor Solo intento dar lo mejor de mí Mi corazón tiene duda
Mi odioso se ha quedado lelo observando el aro oscuro de una ola sosteniendo un diamante y al mirarme veo el brillo en sus ojos. No tiene que hablar, su emoción en sus ojos la he detectado y sostuvo mi mano. El padre empezó a repetir lo mismo y Ken se ve ansioso por saltarse las reglas. Su mano no me ha permitido ver el aro y tengo mucha curiosidad. —Yo, Kendrick te acepto como mi esposa, Tiara. Te amaré, cuidaré y respetaré por el resto de mi vida —deslizó el anillo y su mano sigue tapando el aro. —Odioso, saca la mano —refunfuñé y no me importa que todos se mueran de risa. —Me empeñé en que tu anillo fuera acorde contigo y este es hecho para ti —su mano quitó y alzó arriba moviendo los dedos y con su sonrisa de pícaro puesta en mí. Pero en vez de mirar me quedé perdida en sus labios—. Nena, puedes mirar ahora que quiero comer tu boca y sobre todo ese labio que tienes aprisionado deseo succionar —mierda, no me fijé que mordía mi labio inferior y al bajar la mirada mis ojos se agran
Último capítulo