Araceli no entendía muy bien y, luchando por mantener abiertos sus pesados párpados, preguntó con la lengua pesada.
—¿Qué estás diciendo, Lluvia?
Lluvia soltó una risita sarcástica.
—¿Qué puedo decir? ¿Qué más podría decir? ¡Todo es demasiado tarde ya!
—Celi, ahora me arrepiento tanto. Si hubiera re