Mariana no escuchó claramente, así que Samuel tuvo que repetirlo.
Mariana suspiró, cerró los ojos y negó con la cabeza.
—¡Bah! No puedo enfrentarla. En el futuro, mantente alejada de ella y ya está.
No querer provocar a Rocío era una razón. La otra razón era que, después de todo, Rocío era la cuñada