—¡El equipo de fútbol será tuyo! ¡Yo no soy una fábrica de niños!
Apoyada en el cabecero de la cama, Ximena expresó con resentimiento:
—Todo iba tan bien, ¿cómo pudo cambiar todo tan abruptamente? Nunca sentí que algo estuviera mal en mi cuerpo.
—Estoy furiosa porque, sin querer, he fallado a mi hij